CAPITULO 8.-
F.- SELECCIONE ADECUADOS MATERIALES.-


Aunque la Biblia es la fuente principal del material de enseñanza, con todo, podemos recurrir a otras fuentes en busca de valiosos materiales que podrán utilizarse con gran ventaja. Por eso mismo, conviene hacer una lista de los más aprovechables, a fin de tenerlos a mano cuando sean necesarios para emplearlos de manera eficaz en las actividades estudiantiles. He aquí una lista de los que con más frecuencia se usa.

1.-Objetos.- Un medio directo y eficaz para lograr que se nos entienda es el empleo de objetos. Ver una cosa, tocarla, gustarla, olerla y hacer peguntas tocante a su uso y compararla con otras que nos sean familiares, constituye uno de los principales medios de aprender. Es claro que este género de enseñanza tiene sus límites. Y hasta es posible que el maestro eche mano de algo que no sea adecuado para darse a entender. Es posible además que recurra a algún objeto que sólo se halle en algún país extranjero. en ese caso es preciso apelar a otros medios, ya que por todas partes se puede dar con objetos útiles para ilustrar la enseñanza, objetos que, por lo demás, no faltan, sino que abundan, por lo que es fácil dar con ellos.

Con ese fin en vista, el maestro debe mantenerse constantemente alerta para descubrir la clase de objetos que pueda utilizar en la enseñanza. Una copiosa fuente de ellos puede hallarse en las casas de os propios alumnos o en el vecindario, entre aquellos que, habiendo viajado al extranjero, trajeron consigo interesantes objetos de las tierras por ellos visitadas, los que pueden ser útiles en la enseñanza de la Biblia. en general, esas personas no tienen inconveniente en prestar esas cosas con un fin provechoso. hasta es posible que ellos mismos, si se los invita, visiten la clase y expliquen a los alumnos la naturaleza de los objetos solicitados y el designio de los mismos.

Cuadros.- Dado que podamos llevar a la clase aquellos objetos con los cuales deseamos desarrollar las inteligencias de los alumnos, podemos llevar cuadros o figuras como un buen sustituto. Hoy es fácil obtener, a ínfimos precios, cuadro o figuras de infinidad de cosas. Ocurre con los cuadros o figuras lo que con los objetos, que se los puede hallar en abundancia. Los mismos alumnos pueden encargarse de buscarlos si se los induce a ello. Luego hay que cuidar que el objeto o cuadro sea apropiado para despertar la inteligencia. Convendrá, por eso mismo, hacer una lista de cuadros que puedan suministrar una buena enseñanza, acrecentándola de tiempo en tiempo, a medida que tengamos noticia de otros que sean apropiados al fin perseguido. Una lista acumulativa, o mejor aún, un tarjetero índice de cuadros adecuados es de mucha utilidad para planear el material apropiado que ha de usarse en relación con los planes de lección.

Material impreso.- Para las clases de alumnos que pueden leer hay una enrome cantidad de material de lectura que se puede utilizar para enseñar: cuentos, narraciones descriptivas, libros de viajes, obras de consulta de todas clases, que pueden adquirirse en la mayoría de las poblaciones. Hasta en las más remotas poblaciones rurales es posible adquirir libros acudiendo a una cuidad o pueblo adyacente. Los auxilios para preparar la lección preparados y editados por la Junta de Escuelas Dominicales también son útiles, ya que permiten aprovecharse de los tesoros literarios de aquellos que dedican su tiempo a la búsqueda de materiales adecuados para la enseñanza, esos auxilios contienen además sugestiones acerca de su empleo. Una costumbre de no pocos maestros es la de archivar recortes de material impresos en carpetas adecuadas a eses fin, por creer que pueden serles útiles para enseñar.

Experiencias personales.- La experiencia es la mejor maestra. Algunos hasta llegan a decir que es la única maestra. La verdad es que no hay una fuente más rica de material que la de la experiencia. Los maestros no podemos transmitir nuestras experiencias a los alumnos, pero éstos pueden substitutivamente experimentar mucho de lo que nos ha conmovido e influenciado a nosotros y a otros. Por consiguiente, al hacer el plan de nuestro trabajo debiéramos examinar nuestras experiencias de aquellas cosas que pudieran serles de ayuda a nuestros alumnos, para lograr la deseada inteligencia o comprensión. Hay muchos excelentes maestros que acostumbran llevar un cuidadoso diario, del que hacen extracto de experiencias que les ayuden en su enseñanza.

Pero en este particular, hay que poner mucho cuidado, pues los alumnos reaburren fácilmente cuando después de una y otra lección, se reduce su principal ocupación a escuchar la recitación que el maestro hace de sus experiencias personales. Si el maestro piensa emplear sus propias experiencias como materia para la lección, ha de hacerlo con la convicción de que ese es el mejor medio disponible para desarrollar la deseada comprensión. En ocasiones, un maestro recopila anécdotas acerca de las experiencias de otros y las cuenta como si fueran suyas. Esto jamás debe hacerse, pues no sólo es deshonesto, sino que tiene cierto olorcillo de insinceridad que el alumno percibe al instante.