CAPITULO 8.-
E.- DIVÍDASE BIEN EL TIEMPO.-


Hechas y contestadas tales preguntas, ya estamos en condiciones de hacer la listas de las indicadas actividades, a fin de que los alumnos se ocupen en ellas.

El tiempo que dura el período de la lección apenas pasa de unos treinta minutos. Por eso mismo, hay que utilizarlo en su totalidad, por ser un depósito sagrado, de ahí que cada momento deba aprovechársele hasta el máximo, y no perder un solo minuto. No tiene que haber interrupciones, y el plan de la lección ha de ser tan flexible que pueda ajustarse a cualquier necesidad que haya de suplirse.

Es de suma importancia, como ya hemos sugerido en otra parte, que en los últimos momentos de la clase no haya ni interrupciones ni confusiones. Sucede frecuentemente que un magnífico principio y un brillante desarrollo de la lección resultan ineficaces por no haber el maestro reservado algún tiempo para poner fin a la lección en forma ordenada y lúcida. Un plan cuidadosamente trazado de antemano contribuirá a evitar tal orden de cosas, y facilitará el desarrollo de la lección de una manera ordenada y tranquila hasta su conclusión.