CAPITULO 8.-
A.- COMIENCE TEMPRANO.-


Los maestros prolijos comienzan a estudiar la nueva lección, a ser posible, no bien han impartido la precedente. El domingo por la tarde es una oportunidad excelente, y para muchos preferible, para dar comienzo a la preparación de la próxima lección. el elemento tiempo aquí, como en cualquier otro caso, es importante, se requiere tiempo para orar, tiempo para meditar, tiempo para enfrascarse en la lección, tiempo para penetrar en el campo de otros y ver lo que han hecho, tiempo para apropiarse las verdades de la lección.

Hay sólidas razones para comenzar temprano, aunque a primera vista no lo parezca. Si durante la tarde del domingo hacemos nuestro primer estudio del pasaje de la Biblia que habremos de enseñar el domingo próximo, dispondremos de toda la semana para estudiarlo y meditarlo, para recapacitar sobre él mientras realizamos nuestros cotidianos deberes y de paso que vamos a nuestros empleos y regresamos de ellos. De esa manera, podemos discutirlo cuando la ocasión se presente, con otros maestros, con el pastor o con otros eruditos en asuntos bíblicos. Procediendo así, nos será posible presentarnos en la clase con la plena y profunda comprensión del pasaje y con una riqueza de apreciación que no se podría lograr de otra manera.